lunes, 14 de julio de 2014

Amanecer de sábado a la tarde

Tal vez la cuestión
reside y siempre residió
en el orden de las bocas.
Tal vez siempre fuiste vos
y tuve que morderme la cola
Para encontrarte.
Pero ahora que estas aca
ahora que puedo besarte con los ojos
jugando al ciclope
a las cuatro de la tarde
Ahora, ahora es cuando
guardo el pañuelo blanquecino
me despido de las despedidas
y los dedos se entrelazan
como echando raíces.

V



Yo me quede con las fotos,
los recuerdos, los besos.
Yo me quedé. Y vos
vos, sos un alma tan libre
que no puedo ser tu jaula.

Soliloquio


¿A donde va mi amor
si no es a tu encuentro?
Acaso exista lugar
donde se exilie,
acaso haya un purgatorio
en tanto cielo.
O acaso se refugie
equívoco en mi carne,
errante entre mis huesos
¿A donde va?
tal vez
A donde el viento lo arrastre
o a donde pueda
tropezar, volar,
caer con la misma piedra