Resignarse y aceptar
que el reloj es una causa y un efecto
que el tiempo es un cadáver
que se come frío y está siempre caliente
y que camina entre nosotros pero no nos mira
Resignarse
a mirarlo solo a través de otras caras
a clavarnos sus miserias y que nos extinga
a ser lo que sin el no somos
a que nos acaricie,
a quererlo.
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